Nunca le di demasiada importancia a la "querencia" tal vez por ese berretín de ser de aquí y ser de allá, enemiga de las diferencias, de la discriminación, del ninguneo y de las fronteras. El mundo es uno solo y nos pertenece a todos.
Pretenderme "ciudadana del mundo" me hacía pensar que tenía un aire
de "otra cosa".¡pobrecita de mí! El terruño estalló en mi corazón cuando vi la piqueta arremetiendo contra "mi" hospital, el lugar donde había nacido. Fue superior a mí y quise que lo supiera:
Abrí los ojos entre tus blancas
paredes azulejadas,
recuerdo el patio donde jugaba,
las balustradas, las escaleras,
mi saco marinero y mi sombrerito.
Revivo tus pasillos,
la febril guardia
hervidero de almas en sufrimiento,
el portal de la entrada,
tu hidalga estampa.
Me dolió que te hirieran de muerte
los embates del frío, la topadora
y ver como tantas cosas queridas
se van tras de los años por el progreso
como se fue mi viejo,
como el tranvía,
la garita del cana de aquella esquina,
mis perros raza perros,
los adoquines y el viejo Brescia,
como se fue el torito y el frigorífico,
los dos cines de Alberdi y Geno Díaz
perdón muchachos si se me olvidan
algunos otros.
Hospital Salaberry,
Te fuiste con mi infancia de campanillas,
de madreselvas y de retamas,
con aquella chiquilla de trenzas finas
que se quedó allá lejos, paloma herida,
buscándote,
buscándote,
buscándote
caserón de tristezas y de alegrías
cofre de tantas cosas queridas.
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